Un coche con argumentos para enamorar a cualquiera:
Chevrolet Corvette Grand Sport.
Cuando me iba acercando a esta fabulosa maquina nada más verlo me empezó a latir más ligero el corazón, me comenzó a subir la adrenalina, cuando me “baje” al coche, (aquí no te subes, esta muy bajito) me encapsule en el puesto de pilotaje y arranque esa bestia que dormita en el capo, (un V8 de 6,2 litros ) sentí un bramido huracanado inquietante, la cosa prometía, vaya sí prometía, rápidamente me vinieron a mi mente recuerdos no tan lejanos, de cuando corríamos en los Rallyes, más de diez años de competición dejan huella.
Doy un fuerte acelerón para deleitarme con el sonido de ese tropel de caballos salvajes, (nada menos que 437 CV), ya la adrenalina se me empieza a disparar, salgo lanzado como un cohete, el coche tiene una capacidad de tracción fabulosa, ya voy “volando bajito”, ¡Que gozada! Este coche te engancha desde el primer zapatazo al acelerador, te emociona por su capacidad de aceleración.
A 2.700 vueltas en sexta velocidad ya voy a 200 km/h . entonces me pregunto ¿Qué hago con las otras 3.000 vueltas que me faltan?
Lo noto noble de reacciones devora la pista de una forma alucinante, nos ponemos a un ritmo y a una velocidad inconfesable, (en nuestro descargo tenemos que decir que lo probamos en un tramo de carretera cerrado al tráfico) sube de vueltas que da gusto, se muestra muy noble pero como siempre, no te puedes descuidar, porque la cruzada está siempre disponible, (estamos mandando todos esos caballos a sus impresionantes ruedas traseras) y surge cuando menos te lo esperas, o sea que hay que domarlo y atarlo cortito.
Cuando lo exprimes en conducción deportiva nos encontramos con una dirección rápida y obediente, pedales duros, buena capacidad de tracción y, sobre todo, nobleza; me ha encantado, es un coche para disfrutar. La estancia a bordo de este Corvette Grand Sport se convierte en algo especial, es agradable, es un coche con el que se disfruta mucho de la conducción ya sea rápida o lenta, sí he dicho bien, lenta, porque a diferencia de otros rabiosos deportivos, este Corvette nos permite circular por ciudad a velocidades reglamentarias, sin dar un mal tirón gracias a un motor dócil en uso normal y civilizado que resulta hasta cómodo.
Las suspensiones son confortables en uso urbano y firmes, pero no incómodas, en uso deportivo, el coche tiene una pisada impresionante, donde se encuentra más a gusto es en carreteras de buen firme donde parece ir sobre raíles, te transmite una sensación de guiado perfecto.
Las prestaciones son de primera magnitud, hablamos de una velocidad máxima de 300 km/h . y de una aceleración de 0 a 100 Km/h en 4,5 segundos, o sea que te pegas al respaldo del asiento como decidas salir con el acelerador bien pisado.
En cuanto a los consumos, la verdad es que no se si merece la pena el comentario ya que supongo que para el propietario de un Chevrolet Corvette Grand Sport éste no creo que sea un apartado que le preocupe especialmente, con todo, obtenemos consumos normales para un deportivo de este porte, 9 litros en carretera, y sobre 16 litros en ciudad.
El equipamiento es muy completo, con asientos regulables eléctricos, calefactables, con memoria, (el asiento del conductor utilizado por mí, me recordará siempre por mi peso), alarma control remoto, dirección asistida variable, y un largo etcétera de elementos de seguridad y confort.
Como decíamos en el titular le sobran argumentos para enamorar a cualquiera: diseño, potencia, prestaciones de infarto, efectividad, nobleza, solo una pega, todos te miran…
JOSÉ Mª MOGUER GONZÁLEZ.