Hace poco hice unos cuantos kilómetros en un coche que estaba probando, con unos sistemas de seguridad activa con los últimos avances tecnológicos.
Parece increíble lo que han evolucionado los coches en los últimos tiempos.
Si mi padre levantará la cabeza, (el llego a diseñar y crear un pequeño automóvil) no lo creería.
Recuerdo que me decía: “Joselito el gasoil solo sirve para sacar agua de los pozos y para los tractores” Esto era por allá por el 1970 o así.
Si pudiera contemplar y probar los modernos diesel, nada que ver con aquellos antiguos “petroleros”, con motores: Perkins, Sava, Barreiros, aquellos SEAT 1500, 1400, Dodge Dart, etc. que eran puro traqueteo, ruido y pocas prestaciones puras.
En la actualidad lo que hace poco tiempo nos parecía ciencia ficción, ya es una realidad.
¿Cómo será la conducción dentro de muy poco?
Nada más ponernos en marcha, el coche nos recordará que tenemos que ponernos el cinturón de seguridad, y habrá comprobado que no daríamos positivo en un test de alcoholemia.
La ruta estará preparada en el navegador, que nos avisará si hay atascos y nos acabará sugiriendo rutas alternativas.
Asimismo, sabremos cuándo vamos a llegar, dónde hay radares, puntos negros, gasolineras, zonas de descanso, restaurantes, hoteles etcétera
Mientras vamos conduciendo, el coche va vigilando el movimiento de nuestros ojos.
Si nos distraemos, o cerramos los ojos, o nos giramos para hablar con alguien, el ordenador se dará cuenta y nos advertirá de nuestra obligación de mirar a la carretera.
Además, irá leyendo las señales de tráfico para indicarnos si estamos incumpliendo una limitación de velocidad o si debemos adaptar nuestra conducción a las circunstancias.
En el morro del coche va instalado un radar de proximidad que va vigilando el tráfico. ¿Vamos respetando la distancia de seguridad? ¿Existe un riesgo de colisión?
Un conductor humano tarda en el mejor de los casos 3/4 de segundo en reaccionar ante un peligro, pero un ordenador sólo necesita milisegundos para hacerlo. Si el de delante frena y nosotros no lo hacemos, el coche empezará a frenar sólo, llegando incluso a la detención total si fuese necesario.
Cuando nos desviemos por distracción o somnolencia, el coche nos avisará, si hacemos un cambio de carril, los sensores contra el ángulo muerto nos avisarán si hay un coche que no hemos visto, y los intermitentes habrán sido accionados, de lo contrario el sistema nos avisará que vamos distraídos.
Además, si el volante no detecta suficiente presión, interpretará que no lo estamos agarrando bien o que hemos soltado las manos, que hará que seamos advertidos. Será muy difícil quedarse dormido.
Sensores climatológicos detectarán si hay lluvia, niebla o riesgo de hielo, y si nuestra conducción no está adaptada a las condiciones, recibiremos sugerencias para conducir de una forma más segura.
Si nos hemos dejado las luces antiniebla puestas y luce un estupendo sol, se desconectarán automáticamente.
Asimismo, las luces se encenderán en todos los supuestos en que hacen falta, el resto del tiempo funcionarán las luces diurnas.
¿Nuestra conducción es muy agresiva? El ordenador nos dirá cuánto dinero estamos perdiendo o gastando de más en combustible por cambiar de forma inadecuada.
Se parará automáticamente en las detenciones.
Todos los pasajeros deberán tener el cinturón abrochado, pero no sólo eso. Se nos informará si la posición del asiento no es correcta y si hay riesgo de que suframos lesiones por ir demasiado cerca.
Además, los coches intercambiarán información entre ellos, creando una red ad hoc sobre el estado de la calzada, si ha habido un accidente o existe riesgo de, si hay que abrir camino a un servicio de emergencia, etc.
Esta tecnología se llama V2V, es decir, “de vehículo a vehículo”. Cómo no, el vehículo también intercambiará con el conductor información verbal para no distraerle.
Seremos avisados de cualquier obstáculo que no veamos, como animales cruzando la carretera o peatones por el uso de infrarrojos o radar.
Las luces de largo alcance se desconectarán solas para no deslumbrar, e iluminarán mejor cuando circulemos a alta velocidad sin nadie a quien dejar ciego.
Ya no habrá que regular las luces en altura, se hará siempre automáticamente.
Todo lo planteado no es ciencia ficción.
La mayoría de estos sistemas se encuentran ya, por separado en distintos fabricantes, por ahora en vehículos de alta gama.
Pero poco a poco se harán populares y seguirán contribuyendo a la reducción de la siniestralidad.
Los ordenadores no saben lo que son las emociones, la inconsciencia, la distracción, la estupidez humana y por eso añadirán mucha seguridad a la circulación.
Nadie se plantea hoy cómo sería la navegación marítima, aérea o ferroviaria sin la asistencia de los ordenadores
Se ha empezado por el ABS, luego vino el ESP, los testigos de abrochado del cinturón, testigos de presión de los neumáticos, regulador de velocidad, sensores crepusculares o de lluvia, etc.
Es triste decirlo, pero es una evidente: una máquina, convenientemente entrenada, es mejor candidata a ser un conductor más seguro que una persona.
Si nos fijamos en cuánto ha avanzado el automóvil desde los años 80, da vértigo imaginar el futuro inmediato que se nos avecina.
Y ya ha empezado…
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